El enigma del enlace evolutivo que marca el puente de unión entre los reptiles y las aves, en otras palabras, qué organismo fue el que existió e hizo de vínculo entre los unos y las otras, es un tema que ha suscitado diversas teorías. ¿Los últimos descubrimientos lo habrán resuelto?

El Enigma que Parecía Tener Varias Respuestas

La teoría de los evolucionistas, durante mucho tiempo, ha sido que las aves habían evolucionado de los reptiles. Pero esta forma de pensar ha sido difícil de constatar debido a la falta de un ejemplar que lo demostrase y, desde luego, lo confirmase. Un organismo que fuese un intermedio entre un reptil y un ave, que tuviese características de reptil y, al tiempo, de ave y que esas características fuesen verdaderamente evidentes.

Durante un tiempo, la respuesta, la ansiada confirmación a esa búsqueda, pareció recaer sobre el Archaeopteryx.


Efectivamente, el Archaeopteryx, que vivió en el Jurásico Superior, hace unos 150 millones de años, y consignada durante mucho tiempo como el ave más antigua conocida, poseía características intermedias entre los reptiles (los dinosaurios emplumados) y las aves como hoy en día las conocemos. De las aves tenía, plumas, alas y pico y con los reptiles compartía los dientes, las garras y una columna vertebral sin fusionar.

Pero, desgraciadamente, a todo esto se puede decir -y se dijo- que hay reptiles sin dientes, aves con garras en sus alas y, también, aves con la columna vertebral sin fusionar. Por lo tanto, el Archaeopteryx dejó de ser la solución al enigma.

Por si Fuera Poco…


Sí, por si todo lo anteriormente dicho fuese poco, se han encontrado ejemplares incluso más antiguos que también podrían ser ese puente de unión tan buscado como, por ejemplo:
  • Anchiornis huxleyi: Vivió hace unos 155 millones de años. Con grandes alas y plumas de vuelo.
  • Xiaotingia: Vivió hace unos 160 millones de años. Otro ejemplar asimismo con alas y plumas.
  • Aurornis xui: Que, como el anterior, también vivió hace uno 160 millones de años. Con pico, garras, alas, plumas y una larga cola.

Pero, ninguno de estos, ni de otros más que no hemos nombrado, resolvieron el enigma. Y se continuó desconociendo cuál había sido ese ejemplar que, realmente, hiciese de nexo de unión entre reptiles y aves.

De Nuevo con el Archaeopteryx




Nuevas investigaciones sobre los fósiles del Archaeopteryx, y a pesar de que, como ya hemos comentado, había sido descartado como ese eslabón entre reptiles y aves, han dado datos que lo acercan más a las segundas que a los primeros, aunque poseyese características de ambos.

Así, estos nuevos estudios dieron como resultado la clasificación de una nueva especie, el Archaeopteryx albersdoerferi, en la que una serie de características esqueléticas le habrían dado la posibilidad de desarrollar un vuelo mucho más efectivo.

Entre ellas se pueden señalar las siguientes:

  • Huesos huecos y delgados.
  • Huesos del cráneo fusionados.
  • Una unión mucho más amplia de los músculos al timo.
  • Una serie de fajas pectorales.
  • Huesos de la muñeca fusionados
  • Un menor número de dientes que sus antecesores.

Todas estas características los acercan más a las aves que a los reptiles y que, incluso, a especies más antiguas de Archaeopteryx. Y, para muchos, vuelve a poner al Archaeopteryx, en este caso y en concreto al Archaeopteryx albersdoerferi, en primer lugar para llevarse el título de la primera ave que existió. Y, por tanto, dando nombre y solución al enigma.

Pero No Todos Están de Acuerdo


Y dentro de la comunidad científica se continúa buscando ese ejemplar que, realmente, represente el animal que esté justo en medio de los reptiles y las aves, teniendo características de unos y otras, pero que sea una especie verdaderamente definitoria de ese eslabón perdido en la evolución y, también, la solución definitiva al ese enigma sobre el que tanto se ha investigado, ese enigma por descifrar.