Las Perseidas o Lágrimas de San Lorenzo son uno de los
cuatro principales fenómenos astronómicos que podemos disfrutar en el año, convirtiéndose
durante el mes de Agosto en las protagonistas de todos los calendarios astronómicos del verano.

Este fenómeno es uno de los más populares y
espectaculares ya que podemos ver hasta más de 200 meteoros por hora
cruzando nuestro inmenso cielo en las noches de verano.

Las Perseidas se originan a partir del cometa 109P/Swift
-Tuttle
que en un momento determinado se su orbita colisiona con nuestra
atmosfera terrestre produciendo pequeños destellos de luz compuesto por rocas y
polvo residual del cometa. Cada verano nuestra Tierra cruza la órbita del
cometa Swift -Tuttle Por ello, podemos disfrutar de noches mágicas y espectaculares.

Las Perseidas pueden ser vistas desde mediados de Julio hasta
finales de agosto donde encontraremos su mayor actividad en las noches del 11
al 13 de este mes y en las primeras horas de la noche antes de que la luna se
posicione en nuestro cielo.

Si quieres disfrutar de una noche espectacular tan solo
tienes que ir a un lugar oscuro donde no haya contaminación lumínica y
mirar el cielo. Recuerda que no necesitas ningún instrumento para ver las lagrimas
de San Lorenzo porque son tan brillantes que nuestros ojos son capaces de verlas,
aunque se encuentren a más de 100 kilómetros de distancia.

Las lagrimas de San Lorenzo hacen referencia al mártir Lorenzo que fue quemado en una hoguera en las vísperas del 10 de agosto y que posteriormente los mediterráneos acuñaron el termino Lagrimas de San Lorenzo por ser durante su fiesta cuando más estrellas fugaces por minuto se pueden contar.
¿Perseidas o Lágrimas de San Lorenzo?
El nombre de Perseidas proviene de los astrónomos. Es decir, de aquellos que estudian el origen de este fenómeno. En el siglo XIX, el astrónomo francés Adolphe Quetelet y el italiano Giovanni Virginio Schiaparelli trazaron la relación entre este evento astronómico y la constelación de Perseo. Mientras que Quetelet fue el primero en identificar que la lluvia de estrellas parecía provenir de ese punto del mapa celeste (1835), Schiaparelli consiguió establecer la relación entre el fenómeno y el cometa Swift-Tuttle (1862).