Cuenta una leyenda que una familia se mudo a una nueva y grande casa. Al entrar vieron un cuadro con un payaso con su mano abierta. Les gusto y decidieron dejarlo donde estaba.

Al día siguiente el padre falleció. Toda la familia estaba consternada, así que no se dieron cuenta de que el payaso del cuadro había bajado uno de sus dedos. Pasaron los días, y la madre también murió, y el payaso bajo otro de sus dedos.

Y así siguieron ocurriendo desgracias en aquella casa, y por supuesto con cada una el payaso bajaba uno de sus dedos. Cuando al payaso ya solo le quedaba un dedo, el meñique, la casa se incendio por completo en mitad de la noche. Acudieron los bomberos a apagar el fuego, y solo pudieron rescatar una sola cosa, el cuadro del Payaso.

Años después un empresario el terreno y reconstruyó la casa. En seguida se vendió, la compro una buena familia. Al entrar en la casa, allí estaba, el cuadro del payaso, en el mismo lugar y de nuevo con la mano abierta.