Este jarrón es considerado maldito por muchos y su leyenda cuenta lo siguiente: a mediados del siglo XV, en Nápoles, una chica recibió como regalo de bodas un jarrón tallado en plata. La muchacha desgraciadamente falleció en su noche de bodas, según algunos naturalmente, según otros la asesinaron. La encontraron abrazada al jarrón.
El jarrón pasó a manos de su familia pero todo el que lo acababa teniendo iba muriendo hasta que un sacerdote conocido de la familia optó por enterrar el maldito objeto.
Ya en el año 1988, alguien encontró el jarrón y a pesar de que dentro contenía una nota que le alertaba del peligro, diciendo que tuviese cuidado pues el jarrón podía matar, lo subastó. La persona que adquirió el jarrón fue un farmacéutico que halló la muerte a los 3 meses. Luego lo tuvo un cirujano que al parecer conocía la historia del jarrón, pero no creía en este tipo de supersticiones, falleció a los dos meses con sólo 37 años. Su siguiente dueño fue un arqueólogo que lo quería como parte de su colección, murió a los 3 meses. La misma suerte corrió el siguiente dueño, que tan sólo tardó un mes en morir.
Finalmente fue a parar a manos de la policía la cual fracasó en sus intentos de donarlo, el jarrón había adquirido mala fama, nadie quería hacerse cargo del mismo. Se optó por enterrarlo, dentro de una caja de plomo,  en un lugar que se desconoce, esperando que nadie lo encuentre allí.