Hoy tratamos un caso muy particular. Se trata la Flor de la Vida, un símbolo con mucha historia y que guarda muchos secretos. Es venerado por esoteristas y ocultistas desde tiempos antiguos. Se ha hecho muy popular con la moda de la New Age. Ahora veremos por qué.
La flor de la vida es el nombre con el que se conoce a una figura geométrica compuesta por 19 círculos superpuestos y espaciados a intervalos regulares. Este símbolo ha sido usado como motivo de adoración desde tiempos antiguos. Se forma a partir del patrón similar a una flor con la estructura simétrica de un hexágono, lo que lo relaciona íntimamente con el Merkabah, el Cubo de Metatrón y el Cubo Negro.
Si miramos más de cerca su forma una ilusión óptica hará desaparecer los círculos y aparecerán solo los hexágonos y triángulos con todo lo que éstos representan. Esta forma es multidimensional y no debe confundirse con una solo en dos dimensiones.
La armonía estética de este símbolo ha sido reconocida por artistas, científicos y filósofos a lo largo de la historia. Ahora bien, en el hermetismo y en el gnosticismo moderno lo consideran geometría sagrada como un antiguo valor religioso que representaría las formas fundamentales del espacio y el tiempo. Este símbolo sería tomado como una representación visual de la interconexión de la vida
y como tal se emplea en meditaciones y visualizaciones para estimular la elevación de conciencia.
Aprovechando el hecho de que estas figuras son dinámicas y que fluyen de una forma geométrica constante captan la atención de ambos hemisferios del cerebro humano por lo que es fácil explicar su magnetismo. De todos modos, la flor de la vida ha sido ampliamente utilizada como amuleto desde hace milenios.
Leonardo da Vinci estaba obsesionado con las propiedades matemáticas de este símbolo. Da Vinci atribuyó gran importancia a la flor de la vida como parte de un grupo de símbolos interrelacionados o sistemas informativos en los que además de la flor se encuentran el huevo de la vida, la semilla de la vida y el fruto de la vida. A cada una de estas formas se le asigna un número de orden de rotación.
La primera fase de la rotación es el huevo de la vida. Se dice que aquí las distancias entre las esferas guardan una relación idéntica a las distancias entre los tonos y semitonos de la músicas. También es llamativamente similar a la estructura celular del desarrollo embrionario. También se relaciona con la creación del mundo en los siete días.
Ahora bien, hay un quinto símbolo en este grupo que fuera de los cuatro pasos de la rotación, funciona como una especie de síntesis o alegoría de esta: la rosa hexapétala o roseta hexafolia. Se conoce este símbolo de la Edad de Bronce donde proliferaban los cultos solares en el continente europeo. Era usado como amuleto protector en las culturas indoeuropeas. Se ha hecho uso de este símbolo hasta el cristianismo medieval.
Muy muy interesante el articulo!!!!
sí la verdad que me parecía un amuleto precioso para llevar encima, pero no tenía ni idea de toda esta información