Existen muchas etapas. Grosso modo, primero te das cuenta de que dejas tu cuerpo físico y que tú tienes otra vida. Cuando te mueres hay un proceso en el los muertos, pueden ser guiados o no, por gente especializada como mediums u otros canalizadores para que lleguen al otro lado. Este proceso simbólico, muchas veces, se ejemplifica con la visión de un puente, un camino, un túnel o incluso una puerta. En ocasiones, a esta imagen se une la presencia de una potente luz al final del camino, del túnel o detrás de la puerta… En definitiva se trata de un hecho simbólico que te da paso a la otra dimensión.

Una vez que estás en la otra dimensión podemos nombrar varias características diferentes a las que poseemos en la vida terrenal como la visión panorámica por nombrar una de ellas.

A continuación hay una especie de selección en función de lo que tú has adquirido conforme a tu evolución personal. En este momento debemos remitirnos a una cita muy importante de la Biblia: «En la casa de Mi Padre hay muchas moradas» (Jn 14 – 2). Hay muchos niveles de evolución en el otro lado. No es sólamente uno. Hay una tercera vía. Ya no es el cielo, el infierno y el purgatorio. El infierno como lugar ya no existe.

Esa serie de dimensiones, moradas o niveles son los que tú tienes que ir pasando para ir mejorando e ir elevándote de vibración, de composición energética hasta que el alma tenga una vibración suficiente para alcanzar lo que los budistas llaman el nirvana, el Cielo que pregona la Iglesia Católica, que es el nivel máximo. Esto se sabe porque en todas las comunicaciones que se han hecho con almas en distintos niveles se afirma que notan la presencia de ese Ser de Amor (que puedes llamarlo Dios) que es una energía de amor.

Sin embargo, no se puede llegar a alcanzar esa energía tan pura de amor porque no estás preparado energéticamente, tienes que tener una evolución suficiente. Un símil muy ilustrativo es al igual que una mariposa quiere alcanzar la luz pero si llega a ella se quema. La luz es tan fuerte que si nosotros pudiéramos ir directos a ese nivel de energía, nos destruiría. Tenemos que ir cambiando nuestra energía, hacerla evolucionar a mayor vibración hasta poder llegar a ese nivel.

Muertos que no saben que están muertos

Unas veces ocurre porque el mundo de creencias del difunto estando vivo no incluía que había un Más Allá. Llegan a una situación que no entienden. Hay veces que se sienten desorientados, creen que están envueltos en niebla, no saben qué camino coger…  Estas situaciones son transitorias. Nada es definitivo. En cuanto el alma del difunto pide ayuda se le da para hacer el tránsito.

Puede ocurrir que haya alguien que su muerte haya sido tan rápida o tan dulce que no te das cuenta porque sigues viendo tú realidad a no ser que te percates también de la presencia de tu cuerpo físico. Pero si te has separado de tu cuerpo físico no tienes ese punto de referencia. Por eso, en los cementerios es donde menos fantasmas hay.

Una persona que se muere, se puede quedar un par de días, al lado de su cuerpo, a ver qué pasa, en el entierro en el funeral, pero pronto se dan cuenta de que ese cuerpo se empieza a pudrir y entonces se separan de ese cuerpo.