Lo que vamos a necesitar para este ritual es únicamente sal gruesa.

La noche anterior a Nochebuena (23 de diciembre) debemos esparcir sal gruesa por todos los rincones de la casa (concentrándonos en las esquinas) para depurarnos energéticamente ya que es allí donde las vibraciones de los habitantes de la casa no fluyen y se concentran, por eso su acumulación es negativa.

Después al día siguiente, en la mañana del día 24 de Diciembre, se barre la sal arrastrándola hasta la puerta y se echa fuera de la casa, liberándonos de la carga y energías negativas del año que está terminando.