Si una mujer quisiera apartar a su esposo de ciertos vicios, se hará con una prenda sudada de él. 

Podrás encima un huevo, sin cascar, hojas de Verbena, y unas ramas de Canela. 
Tienes que hacerte con los restos de una colilla de un pitillo, que él haya fumado. 
Echarás encima un chorro de alcohol, o de una bebida fuerte, como el Orujo. 
Pondrás cuatro monedas de curso legal, y encima una prenda íntima, sudada por ti. 
Si tuvieras menstruación, la prenda deberá de ir manchada de sangre, y hace más efecto que la sudoración. 
Lo envuelves todo en un paño verde, y lo atarás con una cinta verde. 
Tienes que enterrarlo a la hora de ponerse el Sol, en un día que no sea domingo, y que no lleve ‘R’, por ejemplo, Lunes. 
Al enterrarlo, encima cuando lo tapes, colocarás dos velas que no sean muy altas, de color blanco, y en una grabarás con algo punzante el nombre de tu pareja, y en la otra, tu nombre. Las encenderás, y cuando estén casi por el final, te marcharás del lugar donde las entierres, sin volverte. O sea, te retiras, y no te vuelvas, para mirar hacia ese lugar.