Una Mujer Luchadora

Victoria era una hermosa y poderosa mujer. Aunque la vida no había sido fácil para ella nunca se rindió. Desde muy joven se esforzó mucho en todo lo que hacía. Ella trabajó, lucho y se abrió camino entre los hombres de su empresa para llegar a ser la jefa.

Victoria buscaba que sus empleados se esforzarán, pues es como creía que era la mejor manera de lograr que las cosas funcionaran. Detectar qué personas eran así no era una tarea muy difícil para ella, puesto que una de las cosas que mejor se le daban era calar a las personas.

Llego un día en el que tenía que entrevistar a 10 posibles nuevos empleados 9 de ellos llegaron a tiempo, pero el décimo no llegó. Victoria creía que esto demostraba una educación pésima. Pues ni siquiera avisó de que no se iba a presentar. Pero, tampoco le dio mucha más importancia al asunto.

Luego, cuando todo el mundo se había marchado, Victoria decidió salir al balcón de su despacho a contemplar la preciosa ciudad y sentir la fresca brisa del anochecer en el rostro. En eso que notó que su colgante se deslizaba de su cuello y caía, rápidamente miro hacia abajo he intento cogerlo, pero ya era tarde.

El encuentro


Victoria salió del edificio mirando al suelo para ver si podía encontrar, por lo menos, los pedazos de su colgante cuando escuchó una voz que pregunto: «¿Victoria?». En ese momento ella se giró y vio a un chico vestido de traje. Ella respondió: «Sí, soy yo.» A lo que él respondió: «¡Perfecto!» Ella vio que él tenía su colgante en las manos y le preguntó: «¿Puedo saber con quién hablo?» Y él se presentó: «Claro. Soy José» En ese momento ella lo «reconoció», así que le interrumpió diciendo: «¿Así que tú eres el chico que no llama para decir que no va a presentarse a una entrevista de trabajo?»

Él guardó silencio y ella procedió a decirle: «Solo estás perdiendo el tiempo, el trabajo que ofrecía ya no está disponible.» A lo que él respondió pidiendo que, por favor, le diese una oportunidad. Aunque ella odiaba las informalidades decidió dársela.

Pasaron los meses y José resulto ser un buen empleado. Su amistad laborar y personal comenzaron a crecer.

El Regalo

Un día, José Luis le dio un pequeño regalo a Victoria. Era un colgante igual al que a ella se le rompió el día que se conocieron. Ella se sintió muy sorprendida pues él aún recordaba su collar y se había molestado en buscar uno exactamente igual.

Ella agradeció el detalle y él dijo que un collar así tenía que estrenarse con una cena en algún lugar bonito. Ella pensaba que una cena así con un empleado no era lo más correcto, pero en esos meses que habían pasado juntos comenzó a desarrollar sentimientos. Así que acepto ir a cenar.

Una Noche Juntos

Cenaron juntos y todo fue perfecto. Se rieron y hablaron de sus vidas. Llegado el momento de marcharse José fue a pagar, pero no logro encontrar su cartera. A lo que victoria dijo: «No te preocupes, ya pago yo.» Jose respondió: «Dios, soy un desastre.» Ella le sonrió y dijo: «No digas eso.» Esa misma noche dieron un largo paseo hasta llegar a la casa de Victoria.

Pero, ella no quería que una noche tan hermosa llegase a su fin. Así que decidió invitar a José a pasar un rato. Y un rato se convirtió en una hora, así hasta pasar la noche juntos. Esto no solo paso esa noche, pues se repitió durante varias semanas. Lo único más curioso de esas noches era que todas las mañanas, cuando Victoria se despertaba, José ya no estaba.

Cuando ella le preguntaba por qué siempre se marchaba antes de que ella se despertara él siempre sonreía y respondía que salía a hacer deporte y prepararse para el trabajo.

Hay Algo Raro


Pasado algún tiempo de estar «juntos», Victoria comenzó a darse cuenta de que algo no cuadraba, empezó a ver que faltaba dinero que no recordaba haberse gastado. Tampoco era mucho dinero, así que no le dio una gran importancia. Pero con el tiempo, esa pequeña cantidad comenzó a ser mayor, tanto que empezaron a faltarle miles cada mes.

Lo único que había cambiado en su vida era José. Ella no quiso pensar que él fuese el responsable, no le veía capaz de hacer una cosa así. Pero, aun así ella decidió fingir que dormía para así ver que hacia José Luis antes de que ella se despertase.

Él se levantó, se vistió y se marchó. No hizo nada extraño, pero aun así ella decidió seguirle y fue entonces cuando descubrió algo que la destrozó. Siguió a José hasta una gran casa que no era la que él le había dicho que era su casa. Lo peor de todo fue que dentro de la casa vivía una chica con dos niños pequeños.

Ella no podía creer lo que estaba viendo. En ese mismo instante, con el alma hecha pedazos, decidió despedir a José y romper con él sin dar explicación alguna y no volver a entregarle su corazón a nadie más.